Los exorcismos están a la orden del día
Sorprende que el exorcismo siga siendo una práctica vigente en España y es que el 26% de las 69 diócesis cuentan con un exorcista y es que cuando hay algún titular de prensa, vuelve el interés que causa polémica en muchos, en especial científicos y religiosos.
El último titular de un exorcismo
Uno de las primeras planas más controvertidas tiene que ver con José Luis Portela, considerado por muchos como el más famoso de los exorcistas, pero que en el pasado reciente ha sido condenado por abuso sexual. Portela ha intentado defenderse, pero no ha podido evitar la pena de un año en cárcel y una indemnización de 4 mil euros producto de las acusaciones.
En parte de su defensa, el párroco dice que todo es una confabulación de personas ligadas a una secta satánica y buscaban retirarlo como exorcista.
Otro de los sacerdotes activos en lo referente a exorcismos es José Antonio Fortea y es que este sacerdote en una entrevista dijo que vivimos los últimos años del exorcismo, pero todavía tiene algo de trabajo puesto que recibe entre cinco y seis personas al día. El único detalle es que las personas atendidas poco tenían que ver con demonios y sí con problemas psicológicos.
En un reciente cálculo de su diócesis afirmó que hay 400 visitas relacionadas con exorcismos, siendo la gran mayoría de los casos de psicólogo o psiquiatra. También las ansiedades y los que ven muchas películas y ya tienen todo ensayado en la cabeza. Solo cuatro so casos reales.
Pero… ¿Cómo saber si es real?
Lo primero es ver bien los síntomas presentados. Entre algunos criterios que llevan al diagnóstico son estos:
El sujeto manifiesta desagrado y horror cuando está al frente de los símbolos religiosos. También hay manifestaciones de ira y furia. Cuando el horror es grande y hay furia, es cuando llegan las blasfemias o insultos al objeto religioso que se coloca cerca de la persona.
Cuando los episodios son muy agudos la ira es furiosa y hasta se pierde la consciencia. Al despertar el sujeto, no recuerda nada. Es de notar el drástico cambio de personalidad mientras dura la crisis, como si se trata de una segunda personalidad.
En la manifestación de la segunda personalidad el carácter es maligno con momento en que las pupilas se vuelven hacia arriba o hacia abajo y los ojos en blanco. Las manos y los músculos muestran tensión mientras la persona manifiesta odio y rabia.
Cuando acaba la crisis, la persona retorna a la normalidad y en un periodo de tiempo similar a cuando ha manifestado un estado agresivo. En este estado, la persona vuelve a la normalidad en lo relacionado con sus relaciones sociales y actúa como si nada hubiese ocurrido.
En otras circunstancias hay presencia de alucinaciones sensoriales como sombras y crujidos. En caso de sospechar que una persona esté posesa, debes ponerte en contacto con el obispado de tu diócesis por teléfono o personalmente y es que allí te van a guiar con los pasos a dar.